Un punto culminante de Altea es su pintoresco casco antiguo, con sus estrechas calles y casas blancas. Aquí, puedes perder la noción del tiempo explorando numerosos estudios, tiendas, bodegas y restaurantes, absorbiendo la atmósfera artística. La ciudad también está llena de históricas capillas e iglesias, conocidas como "Eremitas," que merecen una visita.
Otro atractivo cultural es la Villa Gadea, una hermosa villa restaurada junto al mar, que ahora alberga la oficina del alcalde, así como fundaciones y asociaciones musicales. Los amantes de la música se sentirán como en casa aquí.
Para los amantes del deporte, Altea ofrece numerosas oportunidades para mantenerse activo. Ya sea windsurf, vela, buceo, golf o pesca, hay algo para todos. Puedes encontrar información sobre las diversas actividades deportivas en el Club Náutico de Altea.
Una visita obligada es Cactuslandia, un jardín botánico único en las afueras de Altea, que alberga más de 1,000 especies de cactus y ofrece impresionantes vistas desde los acantilados sobre la Bahía de Altea.
Altea tiene una larga historia que se remonta a la época de los íberos y romanos. Tras el dominio musulmán, la ciudad fue reconquistada en 1244 por Jaime I de Aragón, y en 1279, Altea recibió los derechos de ciudad. La iglesia de La Mare de Déu del Consol, con sus característicos domos azules, es una visita obligada. Además, en la Costera dels Matxos 2 se encuentra una exposición permanente del pintor y grabador alemán Eberhard Schlotter.
Altea es un lugar que combina historia, arte y naturaleza, encantando a los visitantes con su inconfundible encanto.